viernes, 5 de julio de 2013

Todos somos Jhon Q.

  Denante, mientras jugaba con mi hijo en el sillón, veía pedazos de la película Jhon Q, que pasaban a esa hora por la tele.La película en sí no la encuentro muy buena, pero me hizo pensar en el sistema de salud que tenemos en Chile y me hizo especial sentido ya que hace poco mi hijo fue sometido a una cirugía.
  Para quien no la haya visto, el protagonista (interpretado por Denzel Washington) secuestra un hospital, desesperado porque su seguro no cubre los gastos médicos del trasplante necesario para salvar la vida de su hijo. Así, comienza a negociar con la policía a cambio de que operen a su hijo para salvarle la vida.
  El argumento anterior me hizo pensar el resto de la tarde en torno a la violencia de Estado. Claro, porque así como funciona la cosa en Chile, no sería raro que de pronto saltara un Jhon Q desesperado por culpa de las eternas listas de espera y tratamientos impagables para el bolsillo de los que somos de medio pelo para abajo. Es violento que una persona o un grupo de personas en las que se confió, y se votó por ellos no sea capaz de trabajar para asegurar algo esencial como es nuestra salud. 
  En todas esas vueltas que le daba a este asunto en mi cabeza, me imaginaba a mi misma secuestrando, amenazando y echando puteadas para que atendiesen a mi hijo. En mi imaginación lograba mi objetivo, porque aparecían los políticos y me solucionaban el problema al tiro.Típico, se aparecen cuando está la cagá. LLega la tele y todo.Un periodista me pregunta: y no le va a agradecer al gobierno de Fulano?. Y yo le respondo: y qué le tengo que agradecer??? Le tengo que agradecer que no haga su pega??? que tenga que esperar hasta que uno se violente de esta forma para hacer algo y prentender que son las mejores personas del mundo??


Es violento todo esto, excesivamente violento. Que una persona tenga que hacer rifas, completadas, bingos y otras cosas por el estilo para poder pagar alguna cirugía o tratamiento, mientras que otras pagan como comprarse un Nikolo en el kiosko de la esquina es una huevá despreciable; ejemplo clarito de lo mal que está pelado el chancho en nuestro país. Es que nuestra clase política es de otro planeta, "no tienen calle", como diría una aspirante a Presidenta en estas próximas elecciones; no tienen idea como afecta este sistema que ellos mismos alimentan a ese pueblo al que ellxs tanto apelan, pero que desconocen profundamente.


Yo hubiese sido ese Jhon Q por tí Tomás, menos mal no fue necesario. La idea es que los Jhon Q no existan.