domingo, 28 de marzo de 2010

Votar por el mal menor (o la desconfianza en sí mism@)

(Texto algo a des-tiempo)

Para mí, la causa de la situación política de este país radica en la falta de fe de los votantes. No me refiero al acto de depositar la confianza en el otro, de tener la fe suficiente de creer que el otro hará lo que uno mismo, por falta de poder o abundancia de escrúpulos, no hará. No, hablo de la fe necesaria que se debe tener en uno mismo. Por eso, para mí votar implica confiar en mí misma: en lo que creo, en lo que siento…. Y eso no se transa. Los chilenos estamos acostumbrados a transar demasiado.

Por eso estamos como estamos. En la última elección presidencial nos presentaron dos opciones:

- Piñera, por un lado, quien por el sólo hecho de haber sido candidato incrementó su fortuna, y quién, además representa a una coalición que ayudó a instaurar el modelo de los Chicago boys en nuestro país durante la dictadura de Pinochet, lo que nos mantiene con esta economía de libre mercado propulsora de tanta desigualdad.

- Frei, por otro lado, representante de una coalición estancada, que nos quiso hacer creer que aquél era el representante ideal de la gente, cuando no se trataba nada más que de intentar posicionar a un representante DC, luego de dos presidentes socialistas, en un espantoso “ahora nos toca a nosotros”.

Conozco a mucha gente que ante este escenario, aún cuando no le satisfacía ni uno ni otro candidato, prefirió votar por el “mal menor”. ¿Qué es eso? nada más que conformidad, nada más. Eso es andar a medias tintas, y ese pensamiento es el que nos tiene fregados: nos han privatizado el agua; la LGE no posee ningún cambio estructural, por lo que sigue siendo nada más que un mal disfraz de la LOCE; debemos pagar enormes cantidades para acceder a derechos fundamentales como es el derecho a la salud, la educación, a la vivienda, a pensiones dignas. Se ha propiciado, profundizado y agudizado conflictos con comunidades indígenas. Se ha pasado por alto nuestro derecho a disfrutar y conservar nuestras reservas naturales libres de ataques justificados por ese mentado “desarrollo” que tiene a nuestro planeta afiebrado.

Por eso defiendo (porque en este país todavía se espantan y la juzgan a una poco menos que de antipatriota) mi derecho a votar nulo. Para mí esto es tan válido como votar por cualquier candidato y representa la disconformidad ante el escenario político; votar nulo es decir no estoy de acuerdo con el sistema neoliberal que favorecen tanto uno como otro sector.

La condición de un país, es el reflejo de la condición de las personas que lo habitan, por lo tanto un país donde la gente desconfíe de sí misma y se averguence de expresar su descontento, su rabia, su desazón, es un país enclenque al que cualquiera pone un pie encima.

Quiero un país corajudo, por eso si no le gusta: VOTE NULO!

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